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Y sonó lo alarma.

Era el primer segundo
de todos los que
estaban por torpemente tropezarse
provocando auténticos debacles
tales como la realidad,
amontonándose en minutos
horas, días y recuerdos
-curiosa mesura-
uno detrás de otro,
sin pausa.

Y aquí no hay botón
para que como la alarma
las agujas del reloj dejen de sonar,
calarán con la fuerza
de la gota en la roca .

Tú decides:
puedes bailar al son
de su tartamudo claqué
o dejarlos tropezar,
con la conciencia intranquila
de que no van a volver a levantarse.

Vino Y Bar

El vino a medias
el bar a oscuras
como mi mente. 

El vino a medias,
como mis latidos
al quitar sus medias,
como mis ganas de ti. 

El bar a oscuras
como el camino 
como el futuro.

Demasiado bar
demasiado vino
o quizás mucho va 
pero poco vino.

O directamente no volvió 
volcó todo
lo puso patas arribas
también se puso,
hasta su propia mente. 

Pero no vino,
sí cerveza
sí champagne
pero no vino,
sin certeza 
se quedó. 

Y como se quedó 
allí
se fueron mis ganas de estar 
por ti
y, joder
creo que mi nevera esta ya vacía. 

IXIV

Fatídico fatal fatum,
choque de trenes.
Encuentro en las vías,
rechinar de dientes
apretadas las encías.

La presión de nuestras sienes,
consciencia,
sangre fría.

10 kilos de explosiva endorfina
azúcar en el paladar
tu mano en la mía.
Sudor con sudor
frente con frente
lenta brujería.

Embrujado noche y día,
sin anestesia:
confianza,
el placer del que siempre desconfía.

Abiertas las heridas
limón, labios de psicodelia
agua tibia.

Motor sin control,
accidente fatal
sueño final
una luz que me guía.